También es importante el rol de las células de la defensa de la piel en esta condición. Normalmente, debemos tener un balance de estas células para asegurar que podemos responder a estímulos alérgicos, infecciosos o inflamatorios que afectan nuestra piel y nuestro organismo. Como los pacientes con dermatitis atópica tienen una mayor cantidad de estímulos sobre su piel por los defectos en la barrera, las defensas tienden a estar funcionando más de la cuenta, lo que causa que la piel sea más susceptible a inflamarse.

¿Qué es la dermatitis atópica?

Para abordar este tema debemos tener en cuenta dos conceptos:

  • Dermatitis: inflamación de la piel. También puedes encontrar que algunos usan el término de eccema para referirse a las dermatitis.
  • Atopia: un término usado en medicina para hacer referencia a la sensibilidad y la alergia a aspectos de nuestro entorno.

Como tal, cuando hablamos de dermatitis atópica hacemos referencia a una condición inflamatoria crónica (de largo plazo) de la piel en la que hay mayor susceptibilidad a los daños que nos puede generar el entorno, se caracteriza porque es recurrente, es decir, van a existir épocas donde vas a estar sin brote y otras donde lo vas a tener, es como una montaña rusa.

Una manera práctica de entender esto es pensar en la piel como una barrera que nos protege del mundo exterior. Como tal, como cualquier otra barrera, se compone de ladrillos, que en este caso serían las células de la piel o queratinocitos, al igual que un cemento que los une entre sí. En la piel, este último factor que une las células entre sí serían las distintas grasas que ayudan que nuestra piel sea una barrera impermeable, evitando tanto que entren agentes que nos pueden hacer daño, como también que salga el agua que le aporta hidratación a nuestra piel.

Es así como, en los pacientes con dermatitis atópica, hay no solo una piel más reseca, sino también una piel que es más vulnerable ante agresiones de nuestro entorno como sustancias químicas irritantes.

¿Qué causa la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica, al igual que muchas otras condiciones de la piel, surgen por muchos factores, entre los cuales incluimos aspectos genéticos y del medio ambiente. Frente a los primeros, es frecuente que, si alguien tiene dermatitis atópica, también haya alguien más en la familia que tenga esta condición o que tenga alguna otra condición alérgica, como la rinitis o el asma. Esto va vinculado a alteraciones en los genes que permiten la formación de proteínas y grasas que nos ayudan a mantener la barrera y la hidratación de la piel.

Por otro lado, hay algunas cosas de nuestro entorno que pueden empeorar la dermatitis atópica, las cuales podemos dividir así:

Ambiente: calor, polvo, ropa de lana, mascotas
Irritantes: jabones, detergentes, químicos
Condiciones de salud: resequedad de la piel, estrés
Infecciones: bacterias, virus
Alimentos: aunque infrecuente, algunos pacientes pueden tener alergias alimentarias que empeoran sus síntomas

¿A quiénes afecta la dermatitis atópica?

Se calcula que la dermatitis atópica afecta entre 1 a 3 de cada 10 niños y hasta 1 de cada 10 adultos, lo cual la hace una condición de piel bastante frecuente. Según la edad en la que aparecen los síntomas, suele dividirse en una de tres categorías:

Dermatitis atópica de aparición temprana del lactante: representa dos de cada tres casos de dermatitis atópica, ocurriendo usualmente antes de los dos años (lactantes) e instaurándose francamente en la infancia (entre los 2 años hasta la pubertad). Aunque es la variante más frecuente, la mayoría logra una curación completa al llegar a la pubertad.
Dermatitis atópica de aparición tardía: es aquella que se presenta luego del inicio de la pubertad y se extiende hasta la edad adulta
Dermatitis atópica senil: es el subtipo más infrecuente, presentándose en pacientes mayores de 60 años por cambios de la piel y de las defensas asociados a la edad

¿La dermatitis atópica es contagiosa?

No, la dermatitis atópica no es una condición de piel que sea contagiosa. Por el contrario, depende principalmente de factores genéticos y hereditarios predisponentes, sumado a algunas exposiciones ambientales vistas previamente.

Aunque no es contagiosa, es importante resaltar que algunas bacterias como el Staphylococcus aureus y virus como el herpes, pueden empeorar e incluso desencadenar crisis en estos pacientes.

¿Qué es la marcha atópica?

Es posible que durante la consulta te encuentres con que el dermatólogo pregunte por la presencia de alergias alimentarias, rinitis y asma tanto en el paciente como en sus familiares. Esto se debe a que estas tres condiciones pueden ir de la mano con la dermatitis atópica, y si al menos uno de los padres tiene atopia, la posibilidad de presentar dermatitis atópica en el paciente aumenta hasta en un 50%, llegando a ser de hasta el 80% si ambos padres son atópicos.

¿Cómo se ve la dermatitis atópica?

El síntoma principal de la dermatitis atópica es la picazón, de ahí surge la frase que “no hay dermatitis atópica sin prurito (picazón)”. La manera en la que se presenta la dermatitis atópica en la piel va a variar según el momento en el cual se está presentando.

Niños menores de 2 años: presentan unas áreas de piel que se encuentran rojas y ocasionalmente empedradas, inflamadas, ocasionalmente con ampollas o costras, que se ubican principalmente en el cuero cabelludo, la cara, los brazos y antebrazos, los muslos y las piernas. Aunque puede respetar la zona del pañal, ocasionalmente puede haber irritación simultánea en esta zona.
Niños mayores de 2 años: pueden presentar unas lesiones similares, pero en esta ocasión tienden a encontrarse más a nivel del cuello al igual que la cara interna de los codos y las rodillas

Adultos: en estos pacientes las lesiones suelen ser más secas y con escamas. La piel se torna más dura y acartonada, pudiendo tener cambios en el color de la piel. Es común que tengan afectación de las manos.

Todo lo anterior puede ir de la mano con otros hallazgos que orientan al médico sobre la condición, entre los cuales están las líneas marcadas en los párpados, la palidez de la cara, los pitiriasis alba (“paños”), y la queratosis pilar (“piel de gallina”) etc.

¿Cómo se hace el diagnóstico de la dermatitis atópica?

El diagnóstico de la dermatitis atópica es en su mayoría clínico y como tal, depende de los síntomas y los hallazgos en la exploración física que encuentra el médico. Esto va de la mano además con la progresión de la enfermedad, la marcha atópica (vista anteriormente) y los antecedentes familiares.

En ocasiones es posible que tu dermatólogo recomiende la realización de una biopsia de piel para confirmar o descartar el diagnóstico. En este procedimiento, con anestesia local, se toma una muestra de piel para mandar a estudiar en el microscopio. Esto permite orientar mejor al dermatólogo, pero no es indispensable para hacer el diagnóstico ni para iniciar el tratamiento.

¿Qué son las pruebas de alergias? ¿Son necesarias para el diagnóstico de la dermatitis atópica?

Las pruebas de alergias se realizan utilizando tanto parches como inyectando de forma superficial algunos alérgenos o sustancias buscando detectar si algunas de estas generan reacción alérgica en el paciente. Aunque son útiles para la detección de varias condiciones, no siempre son necesarias en el contexto de la dermatitis atópica y suelen limitarse a casos en los que hay una alta sospecha por parte del dermatólogo o el alergólogo de un desencadenante ambiental que empeora el cuadro.

¿Qué dieta debo llevar si tengo dermatitis atópica?

Los pacientes con dermatitis atópica no deben llevar una dieta específica que requiera de la eliminación o restricción de grupos puntuales de alimentos, por el contrario, es importante contar con una nutrición balanceada y variada que permita aportar las vitaminas y nutrientes que a su vez ayudan a mantener la barrera de la piel. Aunque no es una prohibición absoluta, es importante recordar que la salud de la piel es un reflejo de la salud general y, como tal, es preferible una alimentación baja en alimentos procesados, con conservantes y aditivos, al igual que en grasas saturadas, ya que estos pueden generar mayor inflamación en el organismo que puede reflejarse en la piel.

Solo en ocasiones muy puntuales podrá considerarse la eliminación de un alimento en caso de que el dermatólogo o el alergólogo identifique una asociación con las crisis y la exposición a éste. Sin embargo, esto siempre deberá ser una decisión tomada en conjunto con el profesional de la salud encargado del caso.

 

¿Cómo debo cuidar de mi piel si tengo dermatitis atópica?

Precauciones en el trabajo: las personas que tienen contacto con productos químicos como los peluqueros, personas dedicadas al aseo, cocineros y trabajadores de la salud son especialmente susceptibles a exponerse a irritantes.

«Como tal, es de vital importancia el uso de elementos de protección personal como guantes y mascarillas que ayudan a reducir el riesgo de exposición a esta sustancia según cada labor»

Evitar alérgenos: 

-Según cada caso se deben evitar desencadenantes de alergias en el ambiente como lo son los pelos de las mascotas, el polen o los ácaros.
-También se deben de tener precauciones con algunos implementos de protección y uso diario como el látex, presente tanto en guantes como en preservativos.
-Evita la aplicación de perfumes, fragancias o lociones, en especial directamente sobre la piel, ya que estos pueden irritar o generar reacciones alérgicas en la piel. En caso de usarlos, procura aplicarlos sobre la ropa.
-Evitar el consumo de cigarrillo y el contacto con personas fumadoras.

Cuidado de la ropa:
-Los detergentes y los suavizantes muchas veces pueden ser muy irritantes para la piel de los pacientes con dermatitis atópica por lo que se recomienda usar jabones sin fragancias o de ropa delicada. Además, hay que asegurarse de retirar adecuadamente el jabón, enjuagando con abundante agua.
-Se prefieren las prendas y la ropa de cama de algodón ya que puede haber alergias, maceración e irritación asociadas al uso de lana, licra, poliéster y fibras sintéticas, entre otras.
-Evita abrigar(te) en exceso ya que, si se genera mucho calor, puede aumentar la sudoración lo que también contribuye a irritar la piel.
-Intenta reducir el uso de accesorios como aretes, cadenas y manillas, especialmente aquellos de fantasía, ya que suelen contener níquel, un agente frecuente detrás de las alergias de piel.

Cuidado personal:
-Procura mantener las uñas cortas, para reducir el daño generado por el rascado, y sin pintar, para evitar reacciones alérgicas al esmalte.
-Los baños deben ser cortos (no más de 5 minutos) y con agua tibia, usando un jabón suave o sustituto del jabón conocidos como syndet o aceite de ducha.
-Evita usar toallas, estropajos y guantes exfoliantes.
-Al secarte, hazlo a toques, evitando frotar la piel en exceso.
-Aprovecha la humedad que queda después del baño para aplicar tu crema hidratante usual, la cual debe ser hipoalergénica, sin fragancias ya que estos podrían contener agentes químicos que irritan más la piel.
-Las cremas hidratantes se deben usar en todo el cuerpo al menos dos veces al día, por ejemplo, después del baño y antes de dormir.
-En caso de que la crema venga en pote y no con válvula dispensadora, procura sacarla con una cuchara o espátula para evitar contaminar el resto de la crema al meter los dedos en el pote.
-Recuerda que, aunque puedes usar la crema hidratante las veces que quieras y necesites durante el día, no debes usar continuamente las cremas medicadas como los esteroides y el tacrolimus.